El
castillo de Belmonte,situado en Cuenca, es aparentemente uno de tantos bellos castillos
que guarda la geografía de Castilla, pero rascando un poco en su historia resulta ser un lugar de lo más interesante. Lo mandó construir en 1456 D. Juan Pacheco, primer marqués de
Villena, y pasaron por sus estancias nobles y reyes de la época. Entre sus
murallas nació el gran poeta Fray Luis de León y llegó incluso a pasearse por
su patio. Fue prisión durante años cuando quedó en manos de las fuerzas napoleónicas,
pero la emperatriz de Francia, Eugenia de Montijo, lo hizo restaurar
posteriormente; y con ese aire francés llegó a ser escenario de películas como “El Cid”, “Los
señores de acero” o “Juana la loca”(2001). Por si fuera poco, en 2014 acogió el Mundial de Combate
Medieval, donde se enfrentaron más de 300 luchadores de 18 países.¿Con este
curriculum, quién no querría conocerlo?
El
hermoso castillo de Belmonte es de estilo gótico tardío con elementos mudéjares
y platerescos. Como curiosidad apuntaremos que aunque el marqués de Villena
mandó construir el castillo y también una muralla de cal y canto que rodease la
villa hasta el castillo, de todo esto el
marqués solo abonaría 1/3 del coste, el resto lo pagarían los vasallos de
Belmonte; y así está recogido en un documento de 1456, así que no nos queda más
que decir que a este hombre se le puede aplicar perfectamente el dicho popular:
“Lo mío es mío; lo de los demás, a medias”.
Las visitas turísticas entran por La puerta del Campo, situada junto a la torre del homenaje, que es la principal y en su origen tenía un foso y un puente levadizo, hoy ya desaparecidos. Esta puerta tiene incrustado en su tímpano la imagen de un paje y los escudos nobiliarios de la familia de Juan Pacheco y la familia de su segunda mujer María Portocarrero y Enríquez.
Paje y escudos nobiliarios sobre la puerta de entrada. |
Tras atravesar la puerta de entrada accedemos al patio de armas del castillo, con una curiosa forma triangular.
Vista desde las torres del patio de armas y las galerías. |
En una de las salas que dan al patio se encuentra la sala de armas del castillo que guarda una gran variedad de armaduras, así como una colección de escudos, ballestas, cascos, yelmos y algunos accesorios más de la época que no sabríamos catalogar.
Armaduras de la sala de armas. |
Nos
interesan especialmente las habitaciones nº3, 4 y 5, que son las que nos
muestran la vida cotidiana del siglo XV en el castillo.
Sala Nº 3- Sala de servidumbre: En esta sala se alojaba la servidumbre más cercana al marqués.
Sala Nº 3- Sala de servidumbre: En esta sala se alojaba la servidumbre más cercana al marqués.
Era accesible por una escalera de caracol que las unía a los aposentos del marqués.Podían usarse también de cocina.
Discurriendo
por un breve pasillo que sale de la propia sala llegamos a una pequeña habitación
donde encontramos tres letrinas como la de la imagen. Asientos de piedra con un
agujero y una tapa de madera era la versión del inodoro en el siglo XV.
Sala Nº 4- Salón del estrado: Esta es una
estancia de origen musulmán. La habitación disponía de una tarima donde se
encontraba la marquesa, rodeada de alfombras, tejidos, tapices y almohadones.
La señora del castillo se rodeaba de sus
mujeres de confianza, para bordar, escuchar música o pasar las largas tardes de
invierno al cobijo de la habitación
y el calor que proporcionaba la hermosa
chimenea. Destacan los escudos realizados en estuco, que pertenecen
a las familias del castillo.
Sala Nº 5- La
alcoba: al
contrario que hoy día, los dormitorios no estaban destinados a la parte privada
de la vida de castillo. Las alcobas eran un distintivo del poder del señor del
castillo, servían para recibir visitas y por eso solían estar adornadas con las
más ricas telas.En la segunda planta se pueden visitar las alcobas de la marquesa, del marqués y posiblemente la de un infante, además de la sala noble, lugar donde pasaban el rato los marqueses y de gran interés por el mobiliario que lo compone.
Lecho de la alcoba |
Camino de ronda, murallas y torres: El adarve recorre todo el perímetro del castillo,
se puede acceder a los seis cubos circulares que protegen el castillo. Cuidado
con la escalera de caracol que hay que subir para subir hasta allí. Es una
locura, ya que es tan estrecha que apenas pasa una persona en sentido de subida
o de bajada. Si alguien se encuentra en camino debe dar voces para que los demás
esperen. Recomendamos dejar los niños en los juegos medievales organizados en el
patio de armas y aventurarse sólo los adultos en estos difíciles menesteres(Lo
decimos por experiencia, nosotros subimos con nuestro hijo y fue una locura). Eso sí, el esfuerzo tiene su recompensa, el pasearse por las alturas y divisar las hermosas vistas de campos y molinos nos compensó.
INFORMACIÓN PRÁCTICA:
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